jueves, 20 de mayo de 2010

TEORÍAS SOCIOLÓGICAS (CONTINUA)

III.
1. TEORÍAS DEL PROCESO SOCIAL
Se difunden en los años 60 y 70. Destacan sobre todo porque critican abiertamente las teorías estructuralistas al desmitificar el hecho de que la criminalidad deba concentrarse en los miembros de las capas más bajas, ellos opinan que también hay criminales en las capas superiores y consideran que toda persona tiene el potencial necesario para convertirse en delincuente.
Profundizarán en los delitos económicos, entrando estos delitos en las legislaciones penales tipificando un mayor número de delitos de contenido socioeconómico.
Hay tres orientaciones:
Teorías del aprendizaje social.
Teorías del control social.
Teorías del etiquetamiento o de reacción social.
TEORÍA EL APRENDIZAJE SOCIAL
Se subdivide en cuatro formulaciones que tienen en común la idea de que la conducta criminal se aprende y por consiguiente no debe buscarse justificación en razones de tipo biológico, ni en rasgos inconscientes ni en el desarrollo cognitivo de patrones o modelos de comportamiento durante la infancia del sujeto.
Para estos autores el crimen es una respuesta a situaciones reales que el sujeto aprende. El crimen no es anormal ni es signo de una personalidad inmadura.
SUTHERLAND nos ofrece la primera teoría, asociación diferencial. Interpretó orientaciones multifactoriales y complementó con elementos psicológicos. Destacó por su análisis de la criminalidad de cuello blanco y por los niveles de inteligencia.
El origen de esta teoría debemos buscarlo en los trabajos realizados por TARDE (concepto de imitación), los trabajos sobre la memoria humana y los de PAULOV y EBBINGHAUS.
No se interesan por el aprendizaje del saber sino del comportamiento humano con un corte psicológico. El autor dice que “las personas se hacen, en principio crimianles porque están relativamente aisladas de la cultura de grupos respetuosos de la Ley o bien, por causa de resistencia, ocupación,... o sino, por encontrarse en contacto con una subcultura criminal, porque han carecido de las experiencias, sentimientos, opciones y concepciones en base a las cuales ha de construirse un orden de la vida que la opinión pública considera deseable”. Los contactos se llevan a cabo en grupos sociales y precisamente en forma de procesos de aprendizaje, es decir, se van a trasmitir los modelos de conducta y la orientación en los valores y las formas de reacción. Para Sutherland, el crimen no se hereda, ni se imita, ni inventa, sólo se aprende.
Resumió su teoría en seis proposiciones:
La conducta criminal es aprendida.
Se aprende en un proceso de comunicación en la interacción con otras personas.
El aprendizaje se realiza en el marco de las relaciones más personales e íntimas.
El aprendizaje de la conducta criminal comprende tanto las tácticas como las técnicas.
Una persona será delincuente cuando aprende más modelos que favorezcan la infracción.
El proceso de aprendizaje de la conducta criminal y no criminal es el mismo.
Sutherland analizó el gansterismo de EE.UU. de los años 20-30 porque esta organización se presenta rígida y existía en ella un sistema de valores propios. Según él, estas organizaciones favorecían junto a los industriales la expansión económica. Se aliaban para luchar contra el enemigo común, trabajadores en huelga, los negros los emigrantes, los sindicatos... Esa relación alianza permite a este autor descubrir el porqué se producen ciertos códigos de valores.
Una variante de esta teoría del aprendizaje sería la teoría de la identificación diferencial cuyo máximo exponente es GLASER. La criminalidad ya no tiene que producirse por la interacción directa, sino que se puede indicar la elección de otra persona desde cuya perspectiva observamos nuestra propia conducta (el individuo en el transcurso de distintos proceso sociales elige determinados grupos o personas con los cuales se identifica). “Una persona sigue el camino del crimen en la medida en que se identifica con personas reales o ficticias, desde cuya perspectiva su conducta criminal parece como aceptable”.
La crítica que se hace a esta teoría es que se concibe la conducta criminal como conducta aprobada de antemano, dirigida intelectualmente por anticipado y no como un suceso que ha surgido más o menos por casualidad. Esto puede se así en algunos crímenes pero no todos y nunca en la mayoría.
TEORÍA SOBRE EL CONTROL SOCIAL
Se plantea que todo individuo podría actuar criminalmente pero se ve neutralizado por los vínculos sociales que le van a solicitar que tenga una actitud conforme a derecho, y servirán de dique a cualquiera. Cuando fracasan sus mecanismo de control, se produce una quiebra y ello conduce al crimen. Se plantea si todo individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad ofrece varias opciones.
¿Por qué se obedecen las leyes? Según la escuela clásica la respuesta es por el miedo y por los vínculos existentes entre personas interrelacionadas íntimamente.
Aparece la teoría del arraigo social (representada por HIRSCHI), que pertenece a las llamadas de vinculación y consideran que ésta es lo que hace que el sujeto se ajuste a derecho. La consulta viene determinada por el vínculo emocional que une al individuo con personas significativas. En este vínculo descansa el compromiso frente a los demás. Cuando se rompe el vínculo aparece la criminalidad. Piensan que el delincuente puede ocasionar más consecuencias dañinas en las relaciones con otras personas y también con instituciones y es el miedo el que frena al individuo. El crimen sería el resultado de un debilitamiento de las relaciones.
Hay cuatro factores que determinan el arraigo en la sociedad:
Apego y la consideración hacia personas. La falta de estos hacia determinadas personas (característica de la personalidad psicótica) va a conducir hacia una falta de respeto hacia los demás).
Identificación y compromiso con los valores convencionales.
La participación en actividades sociales. El ocio y la desocupación pueden potenciar una actitud delictiva. La vida social supone un alejamiento del delito.
Las creencias suponen un importante freno al delito, ya que supone un respeto hacia los derechos de los demás
TEORÍA DE LA CONTENCIÓN SOCIAL
Su máximo exponente es RECKLESS. Se pregunta como un individuo pobre residente de una zona con elevado índice de criminalidad puede resistirse al delito. La respuesta la buscan en mecanismos de contención interna y externa:
- Internos: la solidez de la personalidad del individuo. Destacan el concepto de sí mismo; viene a ser el componente diferencial que explica el porqué unos individuos caen en la tentación y otros no. El concepto ofrece firmeza frente a los golpes de la vida en la elaboración interna de las experiencias.
- Externos: no se puede olvidar la vida familiar o la organización social y son importantes en cuanto pueden repercutir en el individuo positivamente en cuanto le prevean de firmeza.
Además hay mecanismos de presión divididos en: impulsos internos (descontento individual, hostilidad, rebelión...); presiones externas (condiciones de la vida adversas...); influencias externas (conducta desviada de compañeros, influencia de los medios de comunicación).
Para él, la conducta criminal va a responder a estos dos mecanismos. Mecanismos de contención y mecanismos de presión criminógena.


IV.
1. TEORÍAS DEL PROCESO SOCIAL (LABELLING APPROACH)
Consideran que no se puede comprender el delito presidiendo de la propia relación social, del proceso social de selección de ciertas personas y las conductas etiquetadas como criminales. Por tanto, el delito y la reacción social aprecen como término interdependientes, inseparables, recíprocas.
La marca de la persona de conducta desviada no es nueva, y desde los inicios siempre se ha tratado de buscar en el criminal una marca que lo distinga.
El Derecho Penal clásico lo enlazaba con el hecho punible, y la antropología criminal lo centraba en la personalidad del autor. Las malformaciones cromosómicas serían como medio de conocimiento del delincuente.
La estigmación sólo significa diferenciación, destacar de forma más o menos clara a determinadas personas y adscribir la explicación de su conducta.
El problema del control de la conducta se simplificaría si se pudiera conocer de forma clara el círculo de personas peligrosas socialmente por características fácilmente identificables. La búsqueda de esas marcas ha producido grandes abusos (judíos, cristianos,...).
Cuando tiene lugar una estigmación aparecen consecuencias destructivas paa los afectados y para sus familias.
Para los autores más representativos, las conductas irregulares están repartidas con una gran igualdad entre todas las clases sociales de la población, pero posteriormente los mecanismos sociales conducen a una desigual distribución del riesgo de ser detenido, condenado posteriormente, y esos mecanismos sociales son los que etiquetan al individuo.
Una pequeña aparte de los autores opina que en la clase inferior no existe una criminalidad propia, pero ocurre que esta criminalidad es creada por los llamados “procesos de atribución”.
IANNENBAUM (autor de “Crimen y comunidad”), es el primer autor en formular la frase: “los jóvenes delincuentes e hacen porque se les define como malos”. Considera que las reacciones y las definiciones del medio, con respecto a un determinado comportamiento, son decisivas para la aparición del comportamiento desviado.
Para BECKER, las normas son reglas de comportamiento elaboradas por los grupos sociales, si una persona viola estas normas será considerada como desviada desde el punto de vista del grupo. No interesan las causas de desviación, son el proceso de criminalización. Una persona s convierte en desviada cuando otras personas más significativas la etiquetan como tal.
Se les critica que no se ocupasen de los orígenes de la criminalidad y sólo centran su estudio partiendo de que es el grupo social dominante el que etiqueta al individuo.
El control social es el que crea la criminalidad. El interés de la investigación se desplaza desde el desviado y su medio hacia aquellos grupos que lo definen como desviado. Van a analizar los mecanismos de funcionamiento del control social y las carencias no las buscan en los individuos controlados sino en aquellos que ejercen el control.
El individuo pasa a convertirse en víctima de los procesos de atribución y definición. Un conducta no es delictiva por sí misma, ni su autor será un criminal por merecimientos objetivos, son que depende de ciertos procesos de definición y atribución y selección al mismo tiempo.
GARCÍA DE PABLOS señala que los agentes del control social formal, no detectan o declaran el carácter delictivo de un comportamiento, sino que lo generan o producen al etiquetarlo así.
El control social es altamente discriminatorio y selectivo, esa etiqueta de criminal es repartida por los mecanismos de control con el mismo criterio de distribución que otros bienes (fama, riqueza...) y ese criterio es el status y el rol de las personas.
Las posibilidades de que un individuo pueda ser etiquetado como delincuente, no dependen tanto del delito cometido, son que más bien dependen de la posición que ocupa el individuo en la pirámide social.
Si en una sociedad alguien posee poder para establecer normas (que determinen la moralidad media), también tiene poder para escapar a esas normas.
Los procesos de aplicación de la Ley penal constituyen los mecanismos de distribución de la propiedad negativa criminal.
CRÍTICAS
No otorga ninguna atención a las motivaciones iniciales que impulsan al sujeto a un acto delictivo.
Tampoco se preocupa de las motivaciones que le llevan a cometer el primer delito, ignora totalmente los orígenes de la actitud delictiva.
Estos teóricos han rescatado la figura del delincuente de ese determinismo biológico, psicológico y social en que se hallaba y lo que han hecho es incluirlo en un determinismo de la reacción social.
Estas teorías del etiquetamiento se han preocupado más por los hecho s cometidos por los débiles que los realizados por los poderosos, se han centrado en petimetres, bribones y pervertidos, y lo que no han hecho es centrar sus estudios en la violencia institucional encubierta.
Esta teoría no cubre suficientemente ciertos aspectos políticos del problema de la desviación.
I. Zona centro
II. Zona de transición
III. Zona de los hogares de los trabajadores
IV. Zona residencial
V. Zona suburbana


FUENTE: http://html.rincondelvago.com/criminologia_3.html
FERNANDO ESTEBAN

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